España es el principal sumidero de Europa para la miel ‘low cost’

Get real time updates directly on you device, subscribe now.

Alimentación

Actualizado

Los apicultores denuncian que las industrias compran el producto desde China, de baja calidad y a un precio muy inferior, lo que está llevando a la ruina al sector

Apicultores en la sierra de Arkamo (Vitoria).
Apicultores en la sierra de Arkamo (Vitoria).David AguilarEFE

“Estamos en la ruina”. Éste es el diagnóstico que realiza el apicultor Pedro Loscertales desde la comarca de los Monegros (Huesca). Con más de dos décadas de experiencia en el sector, asegura que jamás ha padecido una situación tan dantesca: “Llevábamos ya tres años muy mal, pero esta última campaña ha sido el remate”. Con esta gráfica expresión resume la situación agónica de los productores de miel en España, unos 6.000 profesionales con dedicación exclusiva. La gran mayoría de toneladas de miel de los últimos meses elaborada en colmenas de nuestro país permanece almacenada en naves. La industria prefiere adquirir miel de China, también de Ucrania como segunda opción, mucho más barata y con menor rigor en controles de calidad, para ponerla en los lineales para el consumidor, que además no detecta su origen en el etiquetado.

Entre enero y noviembre del pasado año, las industrias españolas envasadoras importaron un total de 35.260 toneladas de miel, cifras récord de importación, según ha denunciado la organización agraria COAG. Esta cantidad ya supone 3.633 toneladas más que lo importado en todo el año 2021 y 3.009 toneladas más que en todo 2017 (ejercicio récord de importaciones en España hasta ahora). En 2008 eran poco más de 20.000 las toneladas que adquiríamos del exterior. Devastador. De facto, España se ha convertido en el sumidero europeo de miel low-cost.

“Que conste que no nos negamos a la importación porque realmente somos deficitarios, es decir, los españoles consumimos más miel de la que producimos, pero nos oponemos”, aclara el apicultor aragonés y responsable del sector de COAG, quien por el contrario sí denuncia que “en el etiquetado no aparezca realmente que el producto viene de China”. De este país asiático España importó, según el último dato oficial, 4.400 toneladas. “De Ucrania se sigue importando miel, a pesar de la guerra, “seguramente a través también de China o de forma triangulada a través de países europeos, lo que hunde nuestro producto”, advierte este apicultor.

El problema es que las industrias pagan por esta miel “un precio muy inferior a la calidad que producimos aquí”, unos precios irrisorios, alrededor de 1.50 euros/kg mientras que para que sea rentable para un apicultor español, y más tras la descomunal subida de los costes de producción, no debería de bajar de 4 euros, concreta Loscertales. La anterior campaña se pagó a 3.20 euros de media. La situación actual conduce a la “paralización y bloqueo” de la miel producida en origen en nuestro país: “Nos obligan vender a bajos precios, lo que conlleva en realidad una práctica desleal inaceptable que no puede convertirse de facto en una amenaza estructural en cada campaña apícola”, denuncia.

A todo ello se unen las pésimas condiciones climatológicas, con elevadas temperaturas el pasado verano (superaron durante semanas los 40 grados), lo que unido a la sequía durante meses y un invierno muy duro, ha provocado una caída de la producción a la mitad, como subraya Paulino Marcos, tercera generación familiar de apicultores en el norte de Cáceres y presidente de este sector en Asaja Extremadura. Si en una temporada normal, de cada colmena se extraían alrededor de 20 kilos de miel, en la última campaña sólo se ha podido llegar a los 10 kilos.

Al sector también le ha afectado la subida del gasóleo, sobre todo en la época de la trashumancia, clave en un sector que mueve las colmenas en temporada de unos territorios a otros. “De Huelva a Ávila, ya solo con poner las furgonetas en carretera, perdemos 800 euros de media en cada viaje“, destaca Marcos. Por si fuera poco, los apicultores se han quedado fuera de las ayudas del Gobierno por las consecuencias de la guerra en Ucrania, incluida la de los 20 céntimos de descuento al carburante. “En las explotaciones apícolas profesionales, tanto estantes como trashumantes, el combustible es uno de los costes de producción que condicionan más la cuenta de resultados”, subrayan.

Extremadura, con 650.000 colmenas aproximadamente, Andalucía, con unas 600.000, Castilla y León con 400.000 y la Comunidad Valenciana con una cifra similar son las cuatro comunidades autónomas más productoras de miel. En Mérida, la semana pasada ya se produjeron las primeras protestas de apicultores, apoyadas por todas las organizaciones agrarias, que amenazan ahora con llevar las manifestaciones a Madrid. COAG ha aprobado un calendario de movilizaciones por ocho comunidades autónomas para reivindicar un paquete de medidas, que incluya una ayuda de 10 euros por colmena para el total de colmenas censadas, con un límite de ayuda por explotación de 1.000 colmenas.

“Sin miel, sin colmenas, sin apicultores… no hay polinización al desaparecer las abejas que son un factor clave para el mantenimiento del ecosistema natural”, alerta Paulino Marcos, que lanza un SOS: “Los apicultores tienen que comer, son profesionales, no saben hacer otra cosa y mucha gente se está quedando en el camino y se ven obligados a vender sus producciones”, lamenta.

Source: elmundo.es