El PSOE se queda solo defendiendo la “seriedad” de la moción de censura: “No es un teatrillo”

Get real time updates directly on you device, subscribe now.

Actualizado

Sus socios abogan por ningunear al candidato de Vox y Feijóo anuncia que no participará en el “circo”

El presidente de Vox, Santiago Abascal, tras el registro, ayer, de la moción.
El presidente de Vox, Santiago Abascal, tras el registro, ayer, de la moción.ALBERTO DI LOLLI

El PSOE se ha quedado solo en su defensa de que la moción de censura contra el presidente del Gobierno no debe tratarse como si fuera «un teatrillo». Esta posición contrasta con la de Unidas Podemos y otros socios del Ejecutivo de coalición en el Congreso de los Diputados, como ERC o EH Bildu, que están valorando la posibilidad de responder con una estrategia común a Ramón Tamames -el candidato de Vox para asumir el mando del país- mediante intervenciones mínimas para degradar el alcance político del debate y tratar de visualizar que es un «numerito».

En la Ejecutiva Federal socialista se ha decidido por unanimidad abordar este asunto con «seriedad», aprovechar la «oportunidad» parar vender su modelo gestión y, de paso, tratar de encasillar al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el marco de la «ultraderecha» por haber decidido que su grupo se abstendrá en la votación. Aparte de esgrimir el argumento de que es una «herramienta constitucional», en Ferraz ni se plantean frivolizar con el mecanismo parlamentario que dio a Pedro Sánchez la llave del Palacio de la Moncloa en 2018.

«Es evidente que no solo no compartimos la moción de censura, sino que va contra nosotros y podríamos ser los primeros tentados en hacer de esto un pasillo sin darle más valor, pero creemos que esa actitud favorecería básicamente a aquellos que pregonan la antipolítica y que pretenden siempre que parezca que el conjunto de las formaciones políticas estamos a nuestras cosas alejadas de los problemas de los ciudadanos», advirtió ayer la vicesecretaria del PSOE, María Jesús Montero. «Esto deberían saberlo sobre todo aquellos que las han presentado», apostilló en alusión implícita a Podemos, que también intentó desbancar a Mariano Rajoy mediante este procedimiento.

Ni siquiera Feijóo acudirá al Congreso el día que se debata esta iniciativa para no participar en el «circo» y la «perfomance» de Vox. Según señaló ayer el portavoz de campaña del PP, Borja Sémper, «esto va a suponer un balón de oxígeno» para Sánchez y un «rescate mediático para desviar la atención» en el momento de «mayor debilidad» de la coalición.

“Perder el tiempo”

Por su parte, Unidas Podemos mantiene abiertas conversaciones con sus aliados en la Cámara Baja y aún no hay un consenso sobre la estrategia a seguir. «Dado el esperpento y el ridículo que supone esta moción de censura no nos debería hacer perder demasiado tiempo ni a los grupos ni a la población en general», afirmó ayer su coportavoz, Alejandra Jacinto.

La idea de adoptar una estrategia común partió de ERC la semana pasada cuando se confirmó que se había cerrado el acuerdo para que Tamames encabece este intento de alternativa política, que fue registrado ayer. Las opciones que barajan los socios parlamentarios menos el PSOE son no intervenir en el debate o hacerlo de manera mínima.

En Vox apelaron ayer al caso Mediador y la posible implicación de miembros del PSOE en esta presunta trama de corrupción, marcada por supuestas extorsiones y fiestas con prostitutas pagadas por empresarios de Canarias para justificar la moción de censura. «Docena y media de diputados han convertido este Congreso en un lupanar», aseveró su presidente, Santiago Abascal.

El plan de Vox, salvo sorpresa, sólo contará con el respaldo de sus 52 votos. Respecto a la abstención del PP, Abascal afirmó «no haber tirado la toalla» en la esperanza de que Feijóo cambie esta decisión y opte por el voto a favor de la moción. «Si fuera al contrario, nosotros le apoyaríamos», aseguró.

Abascal expresó ayer su deseo de que la moción de censura -a la que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, tiene que poner fecha- se debata antes de abril para que, si prosperase, el nuevo Gobierno pudiese adelantar las elecciones generales para hacerlas coincidir con las autonómicas y municipales del 28 de mayo. Un sector del PSOE también es partidario de que se celebre «cuanto antes» para que la campaña de esos comicios se centre en la gestión de las instituciones en las que gobiernan.

Source: elmundo.es