Marlaska se queda solo en el polvorín de Interior tras la caída de Gámez

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Actualizado

La directora de la Guardia Civil deja su puesto en pleno escándalo por el ‘caso Cuarteles’ o ‘Mediador’. Justifica su salida en la citación de su marido como imputado en un proceso de corrupción

María Gámez, en su comparecencia para renunciar a su cargo como directora de la Guardia Civil.
María Gámez, en su comparecencia para renunciar a su cargo como directora de la Guardia Civil.

El Ministerio del Interior se ha convertido en una suerte de polvorín permanente donde el ministro Fernando Grande-Marlaska resiste pese al desgaste de su gestión y su figura. Ayer, mientras el titular de Interior terminaba su intervención telemática ante la comisión de Justicia e Interior del Parlamento Europeo para informar de la tragedia de la valla de Melilla del pasado 24 de junio, un hecho que ha provocado la censura de los socios del Gobierno, se conocía la salida de María Gámez como directora de la Guardia Civil. Una marcha inesperada y que se produce en plena zozobra para el Instituto Armado, inmerso en varios escándalos como el caso Cuarteles o el caso Mediador.

La justificación oficial dada por Gámez es que su salida es una decisión propia y que obedece a que su marido «ha sido citado en el marco de un procedimiento judicial». En concreto, según se conoció este miércoles, el juez le imputa prevaricación, malversación y blanqueo por el desvío de fondos públicos desde la agencia IDEA hacia una trama empresarial.

Su marcha añade una muesca más a un ministerio que vive en un permanente estado de convulsión, no sólo objeto de críticas por parte de la oposición, sino que también ha recibido la censura por parte de partidos como ERC o Bildu que sustentan la gobernabilidad de Pedro Sánchez. Es Marlaska, además, un ministro que provoca recelos en Unidas Podemos por sus posiciones en la ley mordaza o la gestión de los migrantes con casos trágicos como el vivido en Melilla o las devoluciones en caliente.

Sólo Sánchez parece ser el salvavidas, el asidero que permite la continuidad del ministro del Interior. Siempre en el ojo del huracán por su gestión y sus decisiones, sólo en julio de 2021, cuando el presidente del Gobierno acometió la profunda remodelación del Gobierno hubo visos de que pudiera salir. No lo hizo -en el PSOE creen que porque Sánchez no encontró al sustituto- y tampoco lo hará en la inminente crisis de Gobierno, que sólo afectará a las ministras Reyes Maroto y Carolina Darias, candidatas en Madrid y Las Palmas de Gran Canaria, respectivamente, el 28-M.

No es que la salida de Gámez, en pleno escándalo por el caso Cuarteles o el caso Mediador, sea un escudo para Marlaska y le blinde, pues Sánchez no contemplaba ahora su salida, pero sí le permite que en mitad de estos asuntos graves e incómodos se produzca la salida de un cargo de peso, importante, como la directora de la Guardia Civil. Porque lo cierto es que se trata de asuntos que salpican de lleno al ministro por las decisiones, en este caso inacciones, de su departamento.

Cabe recordar que lejos de solventar el problema que tiene en una parte nuclear de la Guardia Civil con el caso Cuarteles -las presuntas obras fantasma en 13 comandancias de España ejecutadas por un empresario vinculado al caso Mediador-, el ministro del Interior frenó la investigación de la magistrada Isabel Durantez que indaga si hay indicios de corrupción. La jueza necesitaba un peritaje para determinar si esos trabajos se hicieron o, por el contrario, nunca se realizaron. Y en enero de 2022 pidió ayuda a Interior. Solicitó un perito. Ante el silencio del departamento de Marlaska, en febrero volvió a requerir este profesional sin el cual la causa no puede avanzar.

Dos meses después de este requerimiento, el día 5 de abril, la Subdirección General de Planificación, dependiente del ministerio, informó al juzgado, a través de un correo electrónico, de la designación de una perito arquitecta. El día 11 fue nombrada por la magistrada y el 26 de abril compareció y aceptó el cargo. El 9 de junio de 2022, la Subdirección General de Planificación, vía e-mail, informó al juzgado que la perito renunciaba. Textualmente decía: «Una vez estudiada la documentación se ha tenido constancia de la magnitud del peritaje a realizar, que es absolutamente incompatible con las responsabilidades que tiene asignadas esta Subdirección».

El 3 de noviembre del año pasado, la magistrada a través de un auto requirió nuevamente al Ministerio del Interior. Le conminaba a nombrar -ante la renuncia de la perito en junio- a otros arquitectos tanto de los servicios centrales como de los periféricos para realizar la pericial. Desde el desistimiento de la primera arquitecta habían pasado cinco meses en los que el Ministerio no se había pronunciado a pesar de conocer la necesidad de la instructora de realizar un peritaje.

Momento complicado en la Guardia Civil

Ante la inacción del ministerio, la jueza se dirigió a Hacienda en busca del peritaje que le permitiera desatascar el que posiblemente sea el caso más delicado al que se enfrenta el Instituto Armado desde la era Roldán.

Además, la instructora, la Fiscalía y la Abogacía del Estado protestaron por la permisividad del Ministerio del Interior ante la renuncia de la arquitecta. El caso Cuarteles continúa en vía muerta a la espera de que el Ministerio de Hacienda nombre a un perito ante la no recepción de su petición por parte de Grande-Marlaska.

Caso Cuarteles, caso Mediador y, a estas dos causas que salpican a la Guardia Civil, se suma el caso Grapa, informa Efe, en el que un juzgado madrileño investiga a una veintena de personas, físicas y jurídicas, por presuntos amaños en contratos relacionados con uniformes del cuerpo.

Con todo, ayer Gámez circunscribió su decisión a la citación de su marido en «un procedimiento judicial» y calificó su decisión de «difícil», pero aseguró que lo hacía para proteger a su familia y a la Guardia Civil. Marlaska, que compareció después, manifestó no tener ninguna duda de la «honorabilidad» de Gámez y definió su renuncia como «injusta pero necesaria», «ejemplar en democracia».

La salida de Gámez, señalada como Marlaska desde la destitución de Pérez de los Cobos por no informar sobra la investigación del caso 8-M, causó extrañeza en la Benemérita.

Source: elmundo.es