South Summit 2023: emprendimiento e innovación se dan cita en Madrid para cambiar el futuro | Formación | Economía

María Benjumea, emprendedora, fundadora y directora de South Summit, recuerda desde el piso 25 de la torre IE en el madrileño paseo de la Castellana cómo España, en 2012, apenas contaba en la escena emprendedora internacional. “Como mucho, se oía hablar algo de Barcelona… Las startups (empresas emergentes) españolas apenas recibían 118 millones de euros en inyección de capital”. Nada que ver, explica, con la situación actual: “En 2022, esa inversión fue ya de 3.400 millones. Y el valor de mercado de esas empresas, que en 2012 era 3.700 millones de euros, en 2022 alcanzó los 85.000. En España hay un talento alucinante que ya está superreconocido en el mundo, aunque a nosotros nos cueste creerlo”. Sobre emprendimiento, innovación, impacto social, talento y oportunidades de inversión y de crecimiento se hablará, precisamente, mucho durante los tres días que dura South Summit, el encuentro internacional que junta a startups, inversores y empresas que abre hoy sus puertas en Madrid que organiza junto a IE University.

Once años, los que van de 2012 a 2023, en los que el ecosistema de emprendimiento ha crecido hasta ser irreconocible. Y aunque la tasa de actividad emprendedora en España es del 6 %, por debajo de la media europea, lo cierto es que se están haciendo los deberes: solo en España, hay más de 11.000 empresas emergentes que emplean a más de 140.000 personas. Y aunque no todo emprendimiento nace con afán de innovar, crecer o expandirse globalmente, estas tres características (innovación, escalabilidad y globalidad) están en el corazón del centenar de startups de 21 países que se dan cita estos días en Madrid, finalistas de una competición a la que se presentaron hasta 4.500 procedentes de todo el mundo, con más de 300 fondos de inversión, 21 unicornios (empresas que han alcanzado una valoración de mercado de 1.000 millones de dólares) y más de 600 ponentes, la mitad internacionales. Es la hora de la verdad. Game on.

Benjumea, además, saca pecho por los datos (y no le falta razón): a pesar de que el 80 % de la participación es extranjera, son las empresas españolas las que se llevan el grueso de la inversión (3.464 millones de euros de 4.214 en 2022), lo que sirve para atestiguar la calidad del talento presente. Y precisamente fue una empresa española, Airway Shield, especializada en dispositivos médicos, la que resultó ganadora en la edición brasileña de South Summit 2023.

La innovación, el poder de las ‘startups’

Eventos como South Summit no solo sirven para que las empresas emergentes ganen visibilidad e inversores. También son una oportunidad única para que las grandes empresas puedan mantenerse competitivas de la mano de startups disruptivas para las que resulta más fácil innovar. “Para una empresa ya constituida y con su negocio en marcha, el día a día consiste en hacer las cosas cada vez mejor, pero la repetición es su principal herramienta para conseguir pequeñas mejoras. Pero la innovación con mayúsculas normalmente conlleva una forma radicalmente distinta de hacer las cosas, algo más sencillo de hacer para una emergente que aún está diseñándose”, explica Juan José Güemes, vicepresidente de IE University. “Para la gran corporación, fijarse en el mundo de las startups es como asomarse a una ventana por la que ves el futuro, y en la que capturas la disrupción que se pueda estar produciendo en una industria”.

Una innovación tecnológica y con vocación de impacto social que, explica Güemes, alcanza prácticamente cada área de la sociedad, desde la salud a la educación, las finanzas o la energía, por citar algunos. Tendencias que se dejarán ver estos días por South Summit: “Vamos a ver, sin duda, una revolución en todas las aplicaciones y modelos de negocio que puedan construirse en torno a la inteligencia artificial generativa. Pensábamos que algunos sectores, como la sanidad, iban a ser intocables, pero hay una cantidad enorme de nuevas herramientas para mejorar el diagnóstico, los tratamientos, para prevenir… Lo que tú quieras. Y lo mismo sucede con la educación, desde el debate generado por la inteligencia artificial a la forma de evaluar a los alumnos”. La implementación de la directiva europea MiCA (la nueva regulación para las criptomonedas), añade, supondrá también una fuente de inspiración y creación de startups con modelos de negocio basados en blockchain.

Innovación y emprendimiento que, en muchos casos, van de la mano de un afán de conseguir un impacto social relacionado con muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible identificados por la ONU, “desde la reducción de pobreza (a lo que se podrían adscribir la mayoría de fintech) a facilitar el acceso a la vivienda, abaratar el acceso a la energía o el agua, o porque tienen una política especial para favorecer la igualdad y la diversidad”, añade Güemes. Un enfoque social que, además, puede ser clave para su supervivencia: “Todos los emprendedores que conozco que han llegado lejos lo hacen con un objetivo de impacto, porque al final la gente quiere cambiar el mundo, que la tecnología gane y que la gente sea más productiva, más eficiente y más feliz. Claro que muchos de los que empiezan lo hacen por otras razones, pero los que siguen, los que aguantan varios años, es porque realmente tienen un objetivo de gran impacto”, explica Jordi Romero, cofundador y CEO de Factorial, uno de los nueve unicornios españoles en la actualidad y ponente este año en South Summit.

El caso de un unicornio español

Superar los 1.000 millones de dólares de valoración en el mercado no es, evidentemente, tarea fácil. Para Factorial, una empresa emergente dedicada a la digitalización de los procesos de recursos humanos y fundada en Barcelona por tres ingenieros informáticos, ello supuso caerse, levantarse y reinventarse hasta tres veces, desde 2016. Empezaron gestionando el control horario y las vacaciones; luego se pasaron a la gestión completa de personas en empresas y acabaron añadiendo productos financieros. En cuatro años, han pasado de 70 a más de 7.000 clientes, están presentes en más de 65 países y emplean a más de 800 trabajadores.

“Aunque no se ve, [en todo este proceso] ha habido una travesía del desierto, errores, cambios de rumbo y mucho sufrimiento. Una startup está llena de incertidumbre, de tomas de decisiones con poca información y de asunción de riesgos… En los primeros tres años no teníamos negocio, y sobrevivir era conseguir no morir”, recuerda Romero. Hasta 2019, el año donde pasaron de “tener que empujar mucho una piedra cuesta arriba (conseguir un cliente), hasta que se convirtió en una pelota cuesta abajo, cuando sobrevivir se convirtió en saber servir a esa demanda creciente; entonces escalas muy rápido y pasamos a financiarnos o capitalizarnos muy agresivamente, y aprovechar todas las oportunidades que detectábamos”.

Un camino en el que, afirma, no bastaba con ser buenos emprendedores. Hubo también que aprender a ser vendedores y buenos managers, para poder contratar talento que necesitaban y saber liderarlo, motivarlo, incentivarlo y alinearlo. “La realidad es que, como emprendedor, tienes que ir masterizando todas esas facetas, y la escuela es la vida real, es la calle, es hacerlo”, sostiene. Y es que, como afirma Benjumea, la importancia del equipo es fundamental: “Lo más importante para que tu compañía tenga éxito es saber rodearte de las personas adecuadas para cada una de las funciones. El equipo es clave, como también lo es tener tu enfoque perfectamente definido. Pero ¡ojo! Que ese foco no es estático, sino flexible, y hay que adaptarse continuamente. Y luego, por supuesto, tener la actitud y la perseverancia necesarias y una capacidad de trabajo especial”.

La importancia del ecosistema emprendedor

Muchos son los actores (y factores) que influyen en el éxito de una empresa emergente: desde los propios emprendedores al papel que juegan inversores, instituciones públicas y corporaciones. “Para mí, personalmente, el ecosistema empieza cuando, por primera vez, un emprendedor me explica por primera vez lo que es una startup y lo que es el Software as a Service (Software como servicio o SaaS), y me introduce en el ecosistema. Y luego, la siguiente capa que te da la vida es la de los business angels, inversores que con su ayuda te dan tiempo a descubrir el negocio y aprender lo suficiente para luego ir a buscar financiación seria”, describe Romero. Gente que, añade, te ayudan con su experiencia y te presentan a las personas que necesitas conocer, “emprendedores que han estado ahí antes que tú y que te pueden decir: “Oye, tranquilo, esto es normal. Habla con este, que lo superó y quizá te puede compartir lo que a él le fue bien”.

Y es que emprender, además, significa colaborar. Por eso desde Factorial se toman también muy en serio la responsabilidad de ayudar ahora a emprendedores que intentan salir adelante: han hecho, a su vez, de business angels para 14 o 15 empresas, todas españolas, en las que han invertido y a las que orientan como mentores cuando lo necesitan, ya sea a través de un whatsapp específico o del podcast en el que entrevistan a distintos emprendedores. Se trata, reconoce, “de ayudar a que no se pare la rueda”.

Ahora bien, ¿en qué se fijan los inversores? ¿Cómo deciden en quién invertir y en quién no? Chris Yeh, inversor, escritor y mentor, busca “empresas emergentes en mercados donde el ganador se lleva casi todo y que tengan una ventaja de distribución que les permita crecer más rápido que sus competidores, resultando en un liderazgo de mercado duradero”, afirma por correo electrónico. Todo en un escenario internacional en el que la sostenibilidad y la inteligencia artificial serán fundamentales: “En mi opinión, la inteligencia artificial lo cambiará todo, y ese boom puede incluso superar la explosión de las dotcom al final de los 90. Puede que tengamos toda una década de crecimiento de la IA por delante”. Yeh se fija también en los emprendedores: “Busco personas con una capacidad infinita para aprender, desaprender, reaprender y repetir el proceso una y otra vez. Dirigir una compañía de crecimiento rápido es como dirigir una nueva empresa cada seis meses, y solo una persona así puede conseguirlo”.

Por supuesto, los inversores miden también el riesgo de una inversión que, añade, cambia en cada fase: “Al principio, el objetivo de un inversor debería ser encontrar compañías que tengan el potencial de convertirse en empresas icónicas que alcancen una valoración de 100.000 millones de dólares… Todas las empresas tienen riesgos al principio, así que mejor que te compensen bien por asumir ese riesgo”. Yeh ofrece un consejo para las startups: “Esfuérzate por educar a los inversores potenciales sobre la oportunidad que representas. No invertirán a menos que crean que entienden las dinámicas competitivas de tu mercado. Así que, si les ayudas a desarrollar esa comprensión, tendrás muchas más oportunidades”.

¿Hay límite de edad en el emprendimiento?

En un país donde el afán por ser funcionario es todavía la opción prioritaria para dos de cada tres personas mayores de 45 años, cabe preguntarse si acaso esa barrera percibida es un obstáculo para el emprendimiento. Algo que tanto Benjumea como Güemes rechazan de plano: “Todo depende de la cabeza. Yo soy del 54, y como mujer no me enseñaron a formarme ni a trabajar como correspondía, sino a casarme, tener hijos y cuidar de la familia”, recuerda Benjumea, quien se muestra convencida de que, en un escenario donde solo el 20 % de quienes fundan startups son mujeres, la mentalidad es clave: “Si decimos que, a partir de una determinada edad, ya todo es más difícil, cuando llegues a ese punto dirás: “Es verdad, qué voy a hacer yo ahora”.

“Hay que recordar algunas de las emergentes de más éxito en todo el mundo no son de personas que dejan la carrera para fundar su empresa (que también los hay); son de personas que han tenido una vida profesional, que han tenido una experiencia industrial y que ahora han identificado un problema y sentido el impulso de crear su propia empresa”, añade por su parte Güemes. “Y luego no hay que olvidar a todos aquellos profesionales muy capacitados que fueron despedidos en la crisis de 2010-2011. Gente que, mientras trabajaba para una gran empresa, tenía un coste de oportunidad por emprender, y que de pronto se dieron cuenta de que ya no lo tenían”.

El límite de edad, por tanto, no existe: ni por arriba… ni por abajo. Güemes, de hecho, se muestra partidario de potenciar las competencias emprendedoras desde la educación primaria, porque la mentalidad emprendedora, sostiene, “no te vale solo en el contexto de crear una empresa, o dentro de una organización grande y establecida: es una caja de herramientas que les sirve para no necesariamente seguir haciendo las cosas de la forma establecida, sino para buscar nuevos caminos que a lo mejor permitan mejorar las cosas en cualquier contexto”. A través de la Fundación Créate, que fundó en el año 2011, forman a profesores de quinto de Primaria para que introduzcan dichas competencias de forma transversal en el currículum. Un enfoque que incluso tiene su hueco en la Kid’s Competition de South Summit, en la que se exponen cinco proyectos escolares preseleccionados por la fundación.

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