Una mujer y tres adolescentes mueren en un accidente de tráfico en Madrid tras chocar de frente con otro vehículo | Madrid
El Kiosko Puskas, un pequeño bar con terraza a la entrada de Moralzarzal (Madrid), se convirtió este domingo en el improvisado tanatorio donde los amigos de Polina iban llegando poco a poco. Unos se abrazaban durante largos minutos, otros lloraban con la cabeza apoyada en el hombro. Algunos habían estado con ella la misma víspera del accidente de tráfico que, de madrugada, acabó con la vida de esta mujer de 26 años y de tres adolescentes: su hermana, de 16 años, y dos amigas de esta, de 15 y 13.
Antes de que las redes sociales, los periódicos o las televisiones se hicieran eco, la noticia de la muerte de las cuatro jóvenes ya corría de móvil en móvil por este pequeño municipio de 12.000 habitantes de la sierra de Guadarrama, detallando la tragedia que ha dejado consternado al pueblo. “Polina murió, Erika tuvo un accidente, Lila no volvió a casa…”. Las cuatro, vecinas de la localidad, fallecieron la madrugada del domingo al chocar de frente contra otro vehículo el coche en el que regresaban de las fiestas de la cercana localidad de Collado Villalba. La conductora del otro vehículo, una guardia civil de 30 años que se dirigía a su trabajo, ingresó con fuertes lesiones en el hospital Puerta de Hierro, aunque su vida no corre peligro.
“Todos somos sus amigos”, decía horas después la camarera del Puskas, mientras servía botellines al borde de las lágrimas. “La carretera, la puta carretera de siempre”, protestaba el tío de una de las menores. Polina, nacida en Bulgaria hace 26 años, era muy conocida en Moralzarzal. Ella era una de las dueñas del Arya, un bar situado en los bajos de la plaza de toros al que acudían muchos de los amigos que este domingo están deshechos. Después de trabajar, cerrar el bar y limpiar, Polina se acercó el sábado por la noche a Collado Villalba a buscar a su hermana de 16 años, alumna del Instituto Carmen Martín Gaite. Habían terminado los conciertos en la plaza y dos amigas de la adolescente, Erika y Lila, alumnas del colegio Leonardo Da Vinci, estaban con ella. Su tío explicó que el plan inicial era que volvieran al pueblo en autobús, “pero aprovechando el coche [de Polina y su hermana] decidieron venirse juntas”.
A las 5.50 de la mañana, en el kilómetro 38 de la M-608 en dirección a Moralzarzal, Polina perdió el control del pequeño Toyota Yaris en el que viajaban las cuatro y, después de dos o tres volantazos, invadió el carril contrario en una curva, según las primeras investigaciones. A esa hora, en dirección a Collado Villalba viajaba una mujer de 30 años, guardia civil de profesión, que se dirigía a su puesto de trabajo cuando se encontró el otro coche de frente. El Yaris quedó deshecho y las cuatro chicas murieron en el acto. Cuando los bomberos llegaron, las jóvenes ya habían fallecido y fue imposible reanimarlas. Una de las explicaciones del trágico desenlace tiene que ver con los vehículos, según apuntaron fuentes del servicio de emergencias Summa 112: las cuatro víctimas mortales viajaban en un vehículo pequeño de baja gama y chapa muy endeble que quedó totalmente destrozado, mientras que la mujer herida se desplazaba en una furgoneta tipo Suv (con características similares a las de un todoterreno).
Solo unas pocas horas después del siniestro, en el kilómetro 38 de la M-608 no quedaba ni rastro del accidente. Apenas unas manchas de aceite en el pavimento y algo de arena arrojada por los bomberos, pero hasta los guardarraíles laterales estaban en buen estado. El choque se produjo en una curva, casi la única del trayecto que une las dos localidades, sin visibilidad y ligeramente peraltada con un arcén estrecho.
Salir de fiesta en Villalba es algo habitual para los jóvenes de Moralzarzal. Los seis kilómetros que unen ambos municipios se recorren en nueve minutos y apenas tiene dos curvas. Se trata de una carretera de doble sentido que conecta varias localidades de la zona noroeste como Manzanares, Soto y Guadalix de la Sierra y que los fines de semana está muy frecuentada por ciclistas. Algunos vecinos, sin embargo, señalan que se trata de un tramo peligroso que cada poco tiempo da un susto. Hace menos de un año, otro joven de Moralzarzal murió en esa misma curva al estrellarse con los guardarraíles. “Unas veces por velocidad, otra por los ciclistas y otras porque se atraviesan jabalíes, pero cada poco tiempo hay disgustos”, decía la tía de una de las fallecidas, que maldecía la carretera.
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El alcalde de Moralzarzal, que ha decretado tres días de luto, insistió en que la M-608 es una carretera “muy peligrosa”, no solo la curva del kilómetro 38 donde se produjo el siniestro sino todo el trayecto, porque tiene “muchísima densidad de tráfico”. Por esta vía pasan diariamente unos 20.000 vehículos al servir de enlace de camiones de mercancías entre las autopistas A-6 y A-1. El alcalde insistió en la necesidad de “mejorar ese tránsito complicado” de vehículos.
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