Y Gijn fue una fiesta: la apoteosis final del triunfo de volver

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Actualizado

Castella, Talavante y Rufo se dan un festn de orejas -no todas iguales- para completar la foto de la puerta grande con una corrida de buen fondo y contado poder de Jos Vzquez

Y Gij
EMILIO MNDEZCIRCUITOS TAURINOS

Gijn fue una fiesta. La ltima corrida del regreso de los toros a El Bibio -un triunfo en s mismo- se convirti en la apoteosis, casi un dispendio, un generoso botn, un derroche de alegra y orejas, no todas iguales ni con el mismo peso y, por tanto, sostenidas por diferentes argumentos que desembocaron en la fotografa final a hombros de Sebastin Castella, Alejandro Talavante y Toms Rufo. Que se dieron un festn con el hechurado sexteto de Jos Vzquez, de buen fondo, algunos baches de poder, delicias de clase, algn toro importante y otro que se qued camino de serlo.

Por la megafona de la plaza se escuch en los albores de la tarde una voz enlatada que agradeca a la aficin el buen puerto en el que atrac el barco del regreso de los toros: Ha reinado la cordialidad y la felicidad entre los asistentes. Y se despeda con cierta gracia: Si Dios lo quiere, que lo querr porque es un gran aficionado, aqu estaremos con todos ustedes el prximo ao.

Estren la corrida de Jos Vzquez el nico cinqueo de toda la feria de Begoa. Un toro negro, bajo y voluminoso, muy apretado, atacado de kilos, que remataba su armona con una cara abrochada, un punto gacha la cuerna, tambin apretada. Como un cruasn. La apuesta consista en si tan pesada carrocera iba a contar con motor para moverla. Cuando de salida se qued tan corto en el capote de Sebastin Castella, ay, las dudas crecieron. Pero tuvo a favor esa humillacin tan fija que ya entonces mostr y un torero que anduvo simplemente perfecto. El motor fue, al final, fronterizo, el preciso, pero con la categora de un fondo bueno, serio y ordenado como la exacta faena de Castella. Que eligi los terrenos un poquito ms afuera de la segunda raya, en paralelo a ella. Hasta all lleg con la plasticidad de unos doblones que parieron un cambio de mano extraordinario. Y en pie un pase del desprecio antes de construir con exactitud, ya digo, tres series sobre la mano derecha y una con la izquierda. El temple, la espera, la reunin y la medida para administrarlo las presidieron. Lo mat con rectitud y cay una oreja en justicia.

Otra fue a parar al esportn de Alejandro Talavante por una faena en las antpodas del elegante galo. Es decir, alegre, improvisada y, a la postre, desordenada. Muy Talavante, o sea. El toro, guapo, ms fino y flexible vena prendido con alfileres. Su buen aire careca de poder. Un lanzazo trasero lo tumb. AT, que lo haba saludado por faroles y delantales con el capote, pronto le present la izquierda. Y por esa mano, que tambin era la del toro, dibuj perlas inconexas. Un farol por all. Y, como sobre la derecha los medios viajes no suban del todo la faena, de pronto se sac de la manga unas luquecinas. Ah en mitad de la obra desperdigada, tambin, de terrenos. Y volvi a lo clsico antes de despedirse por bernadinas y una arrucina como broche. Media estocada tendida, y el premio alegre. Como todo.

Un tacazo de toro se haca el tercero, una pintura que vena derramando clase. Toms Rufo cuaj el toreo a la vernica con una cadencia sensacional, a comps el lance, una gavilla hermosa, de formidable embroque, hundido el torero en l. La clase vena en frgil envase, tan protestada la ausencia de fuerza. Hubo un gasto tonto y por dems en el peto. De falta de atencin. Si al toro le llega a acompaar el podero, era de revolucin. Claro, que igual entonces no hubiera tenido esa clase. El tacto y el trato de TR, tambin el trazo, fueron de yema, y los naturales, sencillamente, pluscuamperfectos, insuperables de principio a fin de la tarde. Una sola cada record la debilidad de la embestida, que encontraba en el temple el olvido. Acab la elevada cuestin con un desplante a cuerpo limpio. Fue imperdonable desperdiciar as con la espada tan caro pulso.

A partir de su ecuador, la corrida gan en entereza. El cuarto, tocado arriba, estrecho se sienes, largo y de amplio cuello, se vino arriba con viveza y sera el toro de la corrida, ms completo por la mano derecha. Pudo serlo el sexto, un dije cuyo ritmo y son se apagaron antes de hora. Y el quinto, tan agarrado al piso, se fren en tierra de nadie. Sin maldad pero sin tirar hacia delante. Castella volvi a estar muy centrado, ms extenso en esta ocasin. O sea, ms Castella.

Alejandro Talavante arre con ambicin en un prlogo y un eplogo de rodillas y quiso tirar del toro. Entre estas ltimas orejas -una y una- a SC y AT haba diferencias -ms slida la del francs- como las hay entre ellos: a aqul se le ven los mimbres de figura y a ste cuesta vrselos.

Toms Rufo, de nuevo, bord el toreo con el capote. Y, tras un arranque de rodillas, con la mano derecha ahora lo estaba haciendo. Pero el buen toro se acab antes de tiempo. La actitud de no quedarse atrs, para subirse al carro de la procesin de la puerta grande, le llev al arrimn a puro huevo. No fall con la espada en esta ocasin, y el palco le compens sentimentalmente para que saliera en la foto de la apoteosis final. Cuando Gijn fue, definitivamente, una fiesta.

PLAZA DE EL BIBIO. Viernes, 18 de agosto de 2023. ltima de feria. Unas 5.000 personas. Toros de Jos Vzquez; bien presentados, hechurados; con baches de poder; de buen fondo y diferente duracin; 1 y, especialmente, el 4 destacaron; con mucha clase pero frgil el 3; ms o menos como el 2; el 5 se agarr al piso y el buen 6 se par antes de hora.

SEBASTIN CASTELLA, DE AZUL MARINO Y ORO. Estocada rinconera (oreja). En el cuarto, media estocada. Aviso (oreja).

ALEJANDRO TALAVANTE, DE TABACO Y ORO . Estocada muy tendida (oreja). En el quinto, pinchazo y estocada (oreja).

TOMS RUFO, DE AZUL SORAYA Y Plata. Pinchazo, media estocada trasera y descabello (silencio). En el sexto, estocada rinconera (dos orejas). Sali a hombros con Castella y Talavante.





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