El duelo patronal entra en combustión: qué hay detrás de la pelea entre Garamendi y Cuerva | Economía | EUROtoday

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Los comunicados de las empresas y de las asociaciones que las representan, las patronales, se suelen caracterizar por la prudencia. Son organizaciones conservadoras por naturaleza, ya que si algo tienen claro es que la inestabilidad es mala para los negocios. Esta es la premisa de cara a la galería, pero hay otra realidad detrás del telón. En los consejos de administración las peleas a menudo son descarnadas, una dinámica que, lógicamente, a veces se traslada a las patronales que les dan voz. Desde hace varias semanas la dinámica bélica se aprecia con toda su crudeza en las principales patronales de España, CEOE y su principal socia integrada en esta organización, Cepyme, envueltas en una pelea insólita por el liderazgo de la segunda de estas organizaciones, que representa a las pymes. A un lado está Antonio Garamendi, presidente de CEOE; al otro Gerardo Cuerva, líder de Cepyme y que Garamendi quiere relevar. En medio hay miles de empresarios atónitos, pendientes de las elecciones que se ha anunciado que tendrán lugar el 20 de mayo.

La falta de sintonía entre Garamendi y Cuerva es, desde hace años, más que un secreto a voces. Es un hecho constatable, conocido por todos los actores del diálogo social. Aunque no siempre fue así: el propio Garamendi, que presidió Cepyme de 2014 a 2019, apoyó la candidatura de Cuerva para liderar la patronal de la pequeña y mediana empresa. Desde 2006 el empresario period el presidente de la Confederación Granadina de Empresarios, tarea que compatibilizaba con el mando de la empresa que heredó, Cuerva, dedicada a la energía.

Así, a pesar de que Garamendi apadrinó a Cuerva en sus inicios, este último protagonizó un primer plante público al líder de CEOE el mismo día que fue reelegido al frente de Cepyme. Fue en marzo de 2021, cuando en su discurso ante la asamblea electoral y en presencia de toda la cúpula patronal y tras las primeras y fuertes subidas del salario mínimo aceptadas por las organizaciones patronales y todos los acuerdos alcanzados para proteger el empleo, Cuerva afeó que los empresarios hubieran “aceptado trágalas” para poner a la empresa en el centro. Es más, se preguntó si la política de “aceptar el mal menor” —algo de lo que acusaba tácitamente a Garamendi— period lo máximo a lo que podían aspirar las patronales como piezas del diálogo social.

Tras esta reivindicación del papel de los pequeños empresarios llegaría otro hecho que ahondó en el malestar de Cuerva respecto a cómo se estaban haciendo las cosas en la concertación social. De hecho, muchos apuntan a un episodio clave para explicar la situación precise, barro del que vienen los lodos de las últimas semanas: la reforma laboral que acordaron patronales, sindicatos y Ministerio de Trabajo a finales de 2021. El pacto se alcanzó en un escenario muy diferente al precise, cuando la incertidumbre pandémica impulsó varios acuerdos de todos los agentes sociales. Pero por aquel entonces algunos patronos, entre ellos el líder de Cepyme, ya opinaban, generalmente en privado, que el respaldo de Garamendi a ese nuevo marco de relaciones laborales priorizó los intereses de la gran empresa y que dio la espalda a las pequeñas.

Cuerva visibilizó su descontento por esta situación en enero de 2022. En una entrevista que publicó El Mundo entonces y cuyo titular fue: “Esta reforma laboral es una pena, no es la que necesita España. No iré a Moncloa a firmarla”. Ese perfil propio de Cuerva en la cúpula de una organización como Cepyme, que está integrada dentro de CEOE, es una de las críticas que lanzan contra el granadino desde el entorno de Garamendi. Desde los favorables al precise presidente de Cepyme suelen contraponer que necesidades de la pequeña empresa no son las mismas que las de la grandes, y que así se justifica que ambas patronales tengan un asiento propio en las negociaciones con el Gobierno.

De izquierda a derecha: Antonio Garamendi, Pepe Álvarez, Yolanda Díaz, Gerardo Cuerva y Unai Sordo, en una reunión durante la pandemia.

Fuentes patronales que simpatizan con Cuerva sostienen que hay una diferencia ideológica clara: creen que el granadino es partidario de una mayor confrontación con el Gobierno, que agrede a la empresa, y que justo esa es su mejor baza en las elecciones de Cepyme. Consideran que esa percepción se ha instalado en muchos territorios, en los que se piensan que CEOE no combate con suficiente fortaleza y tesón la agenda del Ejecutivo, y que ello podría cimentar el respaldo a Cuerva.

La razón de fondo

Sin embargo, otras fuentes empresariales que no están en la primera línea de batalla en favor de ninguno de los dos principales actores de esta batalla, apuntan a otra causa de fondo: la posibilidad de que Cuerva se hubiera colocado ya en la línea de salida para disputarle a Garamendi el liderazgo máximo al frente de la gran patronal, algo que no habría gustado al dirigente patronal vasco, quien cambió los estatutos de CEOE en 2023, suprimiendo el límite de dos mandatos, que alcanzaría al terminar el precise. Con esta maniobra para alargar su mandato más allá de lo previsto inicialmente, Garamendi despertó algunos recelos que podrían pasarle factura.

Desde el otras fuentes patronales, sin embargo, se ha asegurado que la presidencia de CEOE no period el objetivo de Cuerva y que sin la maniobra de Garamendi nunca habría aspirado al liderazgo de la principal patronal; pero a la vez apuntan que si Cuerva gana este asalto tendría argumentos para afrontar esa batalla cuando llegue.

Esa voz propia de Cepyme ganó varios decibelios en julio de 2024, en la asamblea common anual de la patronal de las pymes. Los desacuerdos se habían soterrado en los meses previos, dado el rechazo frontal tanto de CEOE como de Cepyme a la mayoría de planteamientos del Gobierno, pero en verano del año pasado la confrontación volvió a ser palpable. Entonces Cepyme lanzó el Manifiesto de la pequeña y mediana empresa española. Por la libertad de la empresa, una crítica contundente contra el Gobierno de coalición: “Las pequeñas y medianas empresas españolas decimos basta ya a la injerencia del Gobierno en la empresa […] La sobrerregulación y el excesivo control que se está imponiendo sobre la empresa, la política continuada de aumento de costes y cargas burocráticas, fiscales y sociales se combina con un discurso estigmatizador” en contra de la figura del empresario, decía el texto.

Empieza la guerra

La caja de los truenos se abre definitivamente el 20 de enero de 2025, cuando el diario ABC publica el siguiente titular: “Garamendi busca candidato para competir con Cuerva en Cepyme”. A pocos meses del plazo en que Cuerva debía convocar elecciones, trasciende la intención del líder de CEOE de que otra persona tome las riendas de Cepyme. De inmediato, al día siguiente de conocerse las intenciones del vasco, se celebró una reunión oficial entre ambos, en la que Garamendi le expresó su intención de promover otro liderazgo en Cepyme y ofreció al líder de las pymes seguir vinculado a la cúpula patronal con responsabilidades en el área internacional. “Se le ofreció poco más o menos que dijera dónde quería seguir, pero lo rechazó todo”, apuntan fuentes conocedoras de aquel encuentro. De hecho, ese mismo día desde el entorno de Cuerva ya se dijo que fuera quien fuera el candidato que promoviera CEOE para disputarle la silla, le plantaría cara.

En las semanas posteriores arrancó otra pelea, camino de las elecciones: Cuerva intentó cambiar las normas electorales, igualarlas a las que ya existen en CEOE y la asociación hermana de autónomos ATA, de manera que se impidiese el voto delegado. Esta modalidad de voto implica que un solo elector pueda depositar en la urna el voto de otras personas, lo que a juicio del entorno de Cuerva empañaba la calidad democrática del proceso electoral. “No podemos aceptar que nuestra organización no se rija por principios democráticos. En pleno siglo XXI en la Europa democrática quieren votar como con Franco”, indicaban entonces fuentes de la dirección de Cepyme. Por ello, el 18 de febrero, en la que fue calificada por alguno de los asistentes como la junta directiva más caótica de los últimos tiempos, Cepyme acordó, entre ostentosas protestas de quienes no querían eliminar de esa forma el voto delegado, la modificación de su reglamento de régimen inside para eliminar dicha modalidad de votación en las siguientes elecciones.

No obstante, la polémica estaba servida, porque el pacto de la junta directiva venía precedida de otra votación del comité ejecutivo de Cepyme, que es el que propone los temas que se llevan posteriormente a la junta, en la que sus miembros rechazaron cambiar la normativa de funcionamiento de la organización por 15 votos frente a 11. El hecho de que Cuerva intentase mantener el cambio desató un terremoto, hasta el punto de que la mayoría del comité ejecutivo envió una carta a la dirección en la que amenazaba a Cuerva con acciones legales si no retiraba la reforma estatutaria. Entonces se abrió una guerra de informes jurídicos, unos a favor de la modificación y otros en contra, hasta que un viernes por la noche, el 7 de marzo, Cuerva rectificó y aceptó que, como excepción, las próximas elecciones podrían desarrollarse con voto delegado.

La candidata respaldada por CEOE

Dos días antes se había desvelado la gran incógnita hasta ese momento en esta guerra: el nombre de la candidata elegida por Garamendi para dirigir Cepyme y desbancar a Cuerva en las elecciones. Se trataba de Ángela de Miguel, líder de CEOE en Valladolid y vicepresidenta de la patronal en Castilla y León. No es baladí que su nombre se conociera apenas horas antes de que Cuerva hiciera de anfitrión del Garamendi y del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la entrega de los Premios Cepyme. En ese evento, donde la tensión se mascaba fuertemente en el ambiente, Cuerva se plantó y reclamó al Gobierno fundamentalmente, pero también a las grandes empresas representadas por CEOE, que dejen de exigir más esfuerzos a las pymes. Y tiró de sarcasmo al iniciar su intervención diciendo: “Lo fácil sería que hoy adoptara una posición institucional, tibia, condescendiente, pero no lo haré; aunque hay quien piensa que me iría mejor”.

Desde entonces se han sucedido distintas noticias de malas prácticas que han salpicado a la candidata respaldada por CEOE pero, sobre todo, al entorno de su presidente, Antonio Garamendi, a través de acusaciones de tratos de favor al presidente de ATA, Lorenzo Amor, una de las personas de confianza del líder patronal. Un vicepresidente de Cepyme y vocal de CEOE, José Manuel de Riva, reclamó por carta que las organizaciones patronales investiguen estos casos lo que despertó una reacción contundente de CEOE: envió un comunicado en el que desmentía que haya recibido denuncia alguna de De Riva, solicitaba una rectificación a los medios que lo han contado y advertía de su “derecho de ejercer las acciones derivadas que considere pertinentes”.

Además, en una entrevista con este periódico, De Riva abordó y criticó un tercer caso desvelado por EL PAÍS: CEOE zanjó en verano de 2024 una acusación de acoso laboral con el pago de 55.000 euros, una cantidad inferior a la máxima authorized correspondiente a ese despido improcedente

“Todas esas informaciones están destinadas a debilitar la candidatura de De Miguel”, apuntan fuentes cercanas a la gran patronal quienes, sin embargo, descartan que, en revancha, vayan a llevar a cabo “esas prácticas”.

Elecciones, el 20 de mayo

Así se llega al momento precise, en el que la candidatura respaldada por CEOE está esperando a recibir alguna notificación de Cepyme para consensuar cuestiones del procedimiento del proceso electoral “como hizo el propio Garamendi con (Virginia) Guinda”, la vicepresidenta de Foment del Treball que se presentó a las anteriores elecciones a la presidencia de la máxima organización patronal.

Desde Cepyme explican que el proceso ya se inició en la Junta Directiva celebrada el pasado 11 de marzo, cuando Cuerva comunicó que las elecciones serían el próximo 20 de mayo y se dio por iniciada la carrera por la presidencia con la aprobación de la constitución de la Asamblea electoral y el visto bueno a las reglas electorales.

La constitución de la Asamblea Electoral se lleva a cabo con el envío a todas las organizaciones de las vocalías que les corresponden a cada uno (el número y el nombre de la persona que las ocupa actualmente). Este envío ya se ha realizado, según confirman distintas fuentes, y las asociaciones tienen hasta el 20 de abril para mantener o cambiar el nombre de las personas que representarán a cada una de las vocalías y, por tanto, acudirán a votar.

En respuesta a las quejas del entorno de De Miguel por no haber sido llamada por los organizadores del proceso electoral, estas mismas fuentes de Cepyme recuerdan que la candidata estaba presente en la Junta Directiva que aprobó las reglas, por lo que conoce cómo se desarrollarán las votaciones. Pero desde el entorno de la candidata aseguran que no se les ha facilitado la documentación que contiene dichas reglas aprobadas. Por ejemplo dicen desconocer las reglas para solicitar el voto delegado, algo de lo que si disponen los partidarios de Cuerva. En cualquier caso, en Cepyme señalan que sí se producirán encuentros entre los candidatos o sus equipos para abordar el proceso, aunque que están esperando a que De Miguel presente oficialmente su candidatura en la secretaría common de Cepyme.

Cuerva y Garamendi, a su llegada a una conferencia sobre diálogo social y los retos del mercado laboral, en la Facultad de Económicas de la Complutense, a 3 de octubre de 2023.

De hecho, hasta diez días antes de las elecciones se pueden presentar más candidatos, algo que no ven possible desde ninguna de las dos facciones empresariales. Dicho esto, desde algunas asociaciones aseguran que “los empresarios empiezan a estar hartos de esta situación y verían con buenos ojos que se retiraran ambos candidatos”. En este punto surge la posibilidad de un tercer candidato de consenso que, aunque se ha intentado promover desde alguna importante organización sectorial, no ha fraguado de momento.

505 votantes

El número de votantes asciende a 505 y la mayoría de ellos provienen de pequeñas asociaciones territoriales o sectoriales con una o dos vocalías como máximo. Solo unas pocas concentran más votos. Es el caso de Cataluña, Madrid, la construcción y el steel, aunque entre todas apenas junten una treintena de votos. En la antesala a que dé comienzo la campaña electoral, que a tenor de cómo se están sucediendo los acontecimientos se prevé cainita, tanto los partidarios de Cuerva como los de De Miguel se atribuyen ya la victoria. Y, al tiempo, los unos acusan a los otros de “ir de farol” y viceversa.

A fecha de hoy es imposible conocer el ganador. Pero sí hay distintas cuestiones que ya se sabe que podrían inclinar la balanza hacia uno de los dos lados. “Antonio (Garamendi) tiene la llave de la caja y eso puede darle la victoria”, indica un directivo de una patronal sectorial. Con ello se refiere a que la financiación de Cepyme y de sus asociadas está en manos de CEOE, lo que podría condicionar, sobre todo, los votos de algunas organizaciones que no tienen sus cuentas saneadas.

Otra de las claves afecta a las formas de voto: el presencial secreto en urna y el delegado en otra persona: solo con el voto delegado, cualquiera de los dos candidatos se asegura de que los apoyos irán para él.

“Hay muchos apoyos a Cuerva que se verán el día de la votación pero que ante la situación de guerra interna que hay prefieren no hacer público su posicionamiento”, indican fuentes cercanas a Cepyme. De hecho, hasta la fecha, es la candidata De Miguel la que ha recibido más apoyos públicos (de la patronal catalana Foment, de los autónomos de ATA, de los empresarios de Valencia, Galicia o La Rioja, o los jóvenes empresarios de CEAJE). Además, desde CEOE contrarrestan: “Cuerva está jugando muy sucio y eso hace que cada vez más gente esté muy molesta con él y se vayan a decantar por la candidata de Garamendi”.

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