India Martínez: “Es un honor ser una ‘chica Saura”

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Nos vemos a mediodía del pasado jueves en una sala de un hotel finísimo situado justo enfrente del teatro Infanta Isabel de Madrid, donde, hace 12 horas, la voz de India Martínez ha levantado los corazones, y las posaderas, de una platea repleta de autoridades y celebridades de la política y la cultura, interpretando y cantando a Lorca en escena. La muerte del director de la obra, Carlos Saura, solo cinco días antes, había añadido expectación y emoción al estreno, y, se supone, una dosis extra de presión a su protagonista. La artista aparece primorosamente maquillada, vestida con un ajustado mono amarillo limón y peinada con una alta coleta tirante que hace honor al exotismo que le valió el alias de Pocahontas que le pusieron de pequeña en el colegio. Martínez sigue emocionada, admite mientras enseña en su móvil las últimas conversaciones que mantuvo con Anna Saura, la hija del director, en vida de su padre, con fotos donde se le intuye supervisando los ensayos en vídeo desde su lecho doméstico. Conmueve verlo.

¿Qué tal ha dormido?

No me he dormido hasta las 7 de la mañana. Siempre tardo un par de horas en coger el sueño después de un concierto, pero esta ha sido la noche con más emoción y adrenalina de mi vida. Todo el mundo estaba nervioso, pero yo tenía un extraño aplomo. Sentía la energía de Carlos [Saura] guiándome. Estaba tranquila, pero emocionadísima. Con Los campanilleros, que cantaba mi padre, y con la versión final de Al alba, que le canté a Carlos en su funeral, casi me rompo.

El presidente Pedro Sánchez. Juantxo López de Uralde, de Unidas Podemos. Iván Espinosa de los Monteros, de Vox. Tenía todo el arco parlamentario de público. ¿Era por Saura, por Lorca, por usted?

Creo que por la mezcla de todo. Lorca no era de ningún bando y era amigo de todo el mundo. A mí me pasa igual. Es un misterio, pero yo, cantando, me siento conectada con todos, sin ningún tipo de barreras. El arte tiene eso.

¿Tiene líneas rojas en política?

La maldad, la injusticia y el negar que todos los seres humanos somos iguales. Eso de decir que tú eres de los buenos y el otro de los malos no lo soporto. Mis padres, mecánico y ama de casa, me enseñaron a mirar de la misma forma al rey, o al presidente, o a la gente de mi barrio que tenía problemas con la droga. Eso lo llevo grabado a fuego.

Ahora aquella niña, Jenifer Yésica Martínez, que cantaba por la playa, llena estadios. ¿Se siente extraña?

El origen te marca, te ancla al suelo, yo sé que más abajo que aquello no puedo llegar. Al principio era una especie de lastre. Había quien me decía que no dijera de dónde venía, pero yo sé de dónde vengo, que soy buena persona, que quería abrirme camino, e iba con la verdad por delante. Pero a veces me miraban de forma altiva. Incluso en el colegio sentí rechazo. Me llamaban la gitanilla, la cordobesa.

¿Estudió a Lorca en el cole?

Un profesor de Lengua, Alberto, me tenía un cariño especial y me ponía a recitar poesía delante de la clase. Se puede decir que esos fueron mis inicios artísticos, porque primero recité, luego bailé y después me eché a cantar. Ya de muy chica me atraía la musicalidad de las palabras. A Lorca lo conocí después, cantando. Y ahora soy él en escena. Se han alineado los astros.

¿Es tan sensible para todo?

A veces demasiado. De cría mi padre me dijo que había venido a este mundo a romper los caparazones de la gente con mi música, porque él sentía que cada vez que cantaba, quien me escuchaba, fuera quien fuera, de cualquier raza, edad o ideología, se callaba y se olvidaba de quien era. Ese es mi cometido en esta vida.

¿Emocionar al prójimo?

Sí. Yo no me voy de un concierto hasta que no siento que la gente se ha liberado, se relaja, ríe, llora, baila, se emociona y se le quita esa vergüenza y pudor que nos impone la sociedad.

¿Y usted también se libera?

Totalmente. Cantar sana y me sana. Lo necesito. No puedo estar mucho tiempo sin hacerlo. Canto sola en casa y esos son mis mejores conciertos. Soy muy enamorada de la vida.

Para liberadas, sus fotos en redes. Cada vez que publica una en biquini le llueven loas y críticas en Instagram. ¿Le molesta?

No es más que naturalidad. En las redes muestro lo que quiero mostrar. Soy una persona reservada, pero hay días que comparto cosas que no le cuento ni a mi pareja, ni mis padres ni a mis hermanas. Y los desnudos no lo considero algo tan íntimo. Soy yo, sin más. En otras épocas me he sentido más insegura, pero ahora me siento mucho mejor, con muchas menos inseguridades y me quiero mostrar como soy. Una mujer en la playa, o en la piscina, sin más. Le he colado a Instagram un pezón en una foto [la enseña en el móvil]. Como voy con un vestido de encaje, no se ve a simple vista, pero se ve a través del encaje y no se han dado cuenta. Para que veas que el escándalo no está en una sino en quien mira.

Empezó a cantar de muy niña, pero en ‘Lorca de Saura’ debuta como actriz a los 37. ¿Nunca es pronto ni tarde?

Yo había hecho algún casting para actriz en alguna serie, y me habían rechazado, por no dar el perfil. Ahora creo que menos mal que lo hicieron, porque debutar con Saura ha sido el momento y la persona justa. Yo llevo toda la vida interpretando canciones, y, aunque al principio dudé por miedo a no dar la talla y creer que era empezar la casa por el tejado y con palabras mayores, lo acepté, porque sabía que dentro de mí estaba eso y quería salir, pero aún no había sido el momento. Para mí trabajar con él en esta obra ha sido un antes y un después. Saura me ha hecho crecer 10 centímetros.

¿Qué sintió cuando él mismo la eligió como su última musa?

Cuando hizo Flamenco, yo era una cría, la vi en el cine, y le dije a mis padres que yo quería estar ahí, que eso es lo que quería hacer, que me lo tenía que haber pedido a mí. Cuando le conocí fue como en la misma frecuencia. Hablábamos el mismo idioma. Es un honor ser una ‘chica Saura’, así lo siento. Cuando tuve la suficiente confianza con él, le conté lo de mi rabieta de cría porque no me hubiera llamado entonces…

… ¿Y él que le dijo?

Que había tardado en pedírmelo, pero que por fin lo hizo.

LORCA, SAURA, INDIA.

Jenifer Yésica Martínez (Córdoba, 37 años), India para la escena, comenzó a cantar desde muy niña. Hija de mecánico y ama de casa, cambió cuatro veces de colegio, entre el humildísimo barrio de Córdoba donde se crio, y Roquetas de Mar (Almería), adonde emigró la familia buscando mejores condiciones de vida. Enamorada del flamenco que escuchaba de su abuelo, pidió ella misma a sus padres que la presentaran al programa de cazatalentos infantiles Veo, veo, de Teresa Rabal, donde, a los 13 años, comenzó su carrera artística. Desde entonces, su personalísima voz, la ha llevado a ser varias veces nominada a los Grammy y a ganar un Goya por la canción principal de la banda sonora de El Niño. Su debut como actriz en la obra de teatro Lorca de Saura ha supuesto, en sus propias palabras, un antes y un después en su carrera. Acaba de estrenarla en Madrid

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Source: elpais.com