Boeing se despedirá este martes de forma definitiva de su modelo más emblemático, el 747, tras 55 años de producción. El fabricante estadounidense tiene previsto entregar la última unidad a Atlas Air, dedicada al transporte de mercancías. El avión, apodado Reina de los cielos y reconocible fácilmente por su gran joroba delantera, fue el primero de fuselaje ancho con doble pasillo, una aparato de grandes dimensiones que revolucionó la aviación comercial en los años setenta al hacer más rápidos y asequibles los vuelos intercontinentales. El declive generalizado de la demanda de jumbos por parte de las aerolíneas está detrás de la decisión del fabricante, que lleva años centrado en el desarrollo de modelos más pequeños y versátiles, con menos consumo de combustible.
Para los expertos y aficionados que asocian el 747 al apogeo de la aviación, se trata del fin de una era. La primera ruta comercial del 747 fue operada por PanAm en enero de 1970 entre el aeropuerto JFK (Nueva York) y Heathrow (Londres). Aquellos primeros jumbos tenían capacidad para transportar a 370 pasajeros, cifra superior a los 200 pasajeros que hasta entonces cruzaban el Atlántico a bordo de un avión. Así, con más pasajeros en un mismo vuelo, se multiplicaba la eficiencia. Después, casi en los ochenta, el desarrollo de la llamada red radial en el mercado de la aviación —con grandes aviones que conectaban los hubs principales y aeronaves mediadas para el destino final— dio un mayor impulso al 747, que entonces era el más grande del mundo. Con su 747-400, Boeing podía volar hasta 13.000 kilómetros sin escalas con alrededor de 420 pasajeros.
La competencia directa llegó en 2007. Airbus, el gran rival europeo de la empresa norteamericana, lanzó el A380, un superavión con espacio para 615 asientos que destronó al 747 como líder en capacidad (los últimos modelos del 747 tienen capacidad para unos 568 pasajeros).
Pero el tamaño ha resultado ser una carga insostenible. Los cuatro motores que impulsan a estos jumbos requieren mucho combustible. Cada vez más aerolíneas optan por aviones más eficientes, con dos motores, y más ligeros. Es el caso del A350 de Airbus y el 777 de Boeing, que pueden llevar entre 301 y 440 viajeros. La compañía europea anunció en 2019 el fin de la fabricación del A380 después de que su principal cliente, Emirates, modificara sus encargos para sustituir este modelo por otros más eficientes y pequeños.
Boeing ha seguido los mismos pasos. El último 747 que vendió para transporte de pasajeros fue a Korean Air Lines en 2017. Después de eso, se usó para carga. En los últimos cinco años solo se han vendido 30 unidades. Pese a todo, la empresa se dispone a celebrar la entrega del último modelo. “Miles de personas, incluidos empleados y ex empleados, clientes y proveedores, celebrarán la entrega en la fábrica construida para producir este icónico avión”, según un comunicado de Boeing. El aparato que se estrega este martes en la planta de Everett (estado de Washington) es un 747-8 cargo. Con él, se han fabricado 1.574 aparatos de este modelo en los 55 años de producción.
El 747 no solo pasará a la historia de la aviación como el modelo que cambió la forma de volar hace medio siglo. En el desarrollo del modelo, bajo la dirección del diseñador jefe, Joe Sutter, participaron unos 50.000 empleados, desde obreros a mecánicos, ingenieros y administrativos. El proyecto se llevó a cabo en 28 meses. El avión también se ha hecho muy popular por ser el modelo escogido para el Air Force One, el avión oficial del presidente de Estados Unidos, adaptado a sus necesidades.
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Source: elpais.com