INTERNACIONAL
Permanece en California bajo vigilancia electrónica tras haber pasado ocho meses en prisión en virtud de la acusación de corrupción que soporta en su país.
La profesión de ex presidente es una de las más peligrosas en Perú. Así lo ha confirmado el Departamento de Estado al conceder al país andino la extradición del ex presidente Alejandro Toledo, tras un proceso que se ha prolongado seis años. El Cholo, como le llaman en Perú, permanece en California bajo vigilancia electrónica tras haber pasado ocho meses en prisión en virtud de la acusación de corrupción que soporta en su país.
El Ministerio Público acusa a Toledo, de 76 años, de recibir un soborno de 35 millones de dólares procedente de la constructora brasileña Odebrecht, que se vio beneficiada así con el contrato para la obra de varios tramos de la carretera interoceánica. Los presuntos delitos cometidos se tipifican en el ordenamiento peruano como colusión y lavado de activos, que pueden suponerle una pena de 20 años de cárcel.
De esta forma, Toledo se uniría en prisión a dos ex presidentes, Alberto Fujimori y Pedro Castillo, los únicos inquilinos del penal limeño de Barbadillo. Además, el ex mandatario Ollanta Humala enfrenta cuesta arriba un juicio por recibir dinero de Hugo Chávez y también de la propia Odebrecht. Distintas acusaciones, de menor rango, pesan contra Pedro Pablo Kuczynski y Martín Vizcarra. Contra Manuel Merino, que sólo estuvo en el poder cinco días, permanece otra acusación constitucional. Y Alan García, presidente durante dos mandatos, prefirió pegarse un tiro en la cabeza antes de ser encarcelado.
“La Oficina de Cooperación Judicial Internacional y Extradiciones de la Fiscalía de la Nación viene realizando las coordinaciones con las autoridades nacionales y extranjeras para la próxima ejecución de su extradición (Toledo)”, informó anoche al país el Ministerio Público, pese a que los abogados defensores del exmandatario pueden retrasar la extradición con un habeas corpus a la desesperada. Toledo huyó en 2017 a EEUU para evitar la prisión preventiva de 18 meses que había dictaminado el poder judicial en su contra.
El líder de Perú Posible triunfó en las presidenciales de 2001, tras el fraude electoral provocado por Fujimori un año antes. El mandato de Toledo acabó en 2006.
“La extradición de Toledo es una gran victoria para la justicia peruana. La justicia tarda, pero llega”, se congratuló Lucho Durán, presidente del Partido Morado. Precisamente a esta agrupación política pertenece Francisco Sagasti, presidente que precedió a Castillo y el único en tres décadas que no ha recibido la embestida de los jueces y fiscales del país.
Source: elmundo.es