El Banco Central Europeo (BCE) efectuó ya en 2022 una primera aproximación a tierra. La institución que preside Christine Lagarde redujo su balance de 8,56 a 7,95 billones de euros, según las cuentas anuales que la entidad ha publicado este jueves. Esa rebaja se debe sobre todo al fin de las líneas de liquidez barata que el Eurobanco concedía a la banca, conocidas como TLTRO, para poner coto a esos beneficios caídos del cielo de las entidades financieras. El BCE cerró el año en cero, es decir, sin beneficios ni pérdidas, tras provisionar 1.627 millones de euros. Esa situación, que no se daba desde 2007, implica que no podrá repartir ganancias entre los bancos nacionales.
La autoridad monetaria se dispone a reducir la cartera de bonos que ha ido acumulando en las últimas crisis para evitar la catástrofe económica. Esa reducción de balance corresponde, en realidad, al total del Eurosistema. Es decir, al BCE y a todos los bancos centrales pertenecientes a la zona euro. Estos acumulaban llegaron a acumular 8,56 billones en 2021 a raíz sobre todo del programa de compra de deuda (APP, por sus siglas en inglés) y el plan vinculado a la pandemia (PEPP).
La salida de la crisis derivada de la pandemia y la inflación galopante del año pasado supusieron el fin de ambos programas. Sin embargo, la institución siguió reinvirtiendo la deuda que iba venciendo. Dentro del endurecimiento de la política monetaria, el BCE decidió empezar a soltar lastre. Los halcones, con el Bundesbank al frente, llevaban tiempo pidiéndolo. El pasado mes de diciembre, Lagarde finalmente anunció que el proceso de reducción de la cartera de APP empezaría el 1 de marzo de 2023.
“El sistema no reinvertirá el total del principal de los valores que vayan venciendo. El descenso será, en promedio, de 15.000 millones de euros mensuales hasta el final de junio de 2023 y su ritmo posterior se determinará más adelante”, afirmó Lagarde. Los analistas creen que ese ritmo irá aumentando de forma progresiva, puesto que la velocidad inicial implicaría más de dos décadas para que el BCE se zafe de la deuda. Ante los temores de las palomas de que cualquier desliz provoque una crisis de deuda, Lagarde ya avisó de que no tiene prisa, puesto que la principal herramienta para frenar la inflación sigue siendo la subida de los tipos de interés.
Durante el año pasado, las tenencias de bonos “con fines de política monetaria” aumentaron en 224.000 millones de euros, a razón de 130.000 millones de euros correspondientes al programa APP y 100.000 millones del PEPP. De hecho, se rebajó el balance del conjunto del Eurosistema, pero no el del BCE como tal. Este se incrementó en 19.000 millones de euros, hasta los 699.000 millones a causa de las adquisiciones de bonos por ambos planes.
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Source: elpais.com