Guerra en Ucrania
Ni en Europa ni en Washington se fían del documento pacifista que promociona Pekín
Hay una corriente cada vez más fuerte de diplomáticos chinos que creen que ha llegado la hora de que Pekín, más allá de los discursos de paz, ejecute un plan serio de mediación con Putin para que detenga la invasión de Ucrania. De hacerlo, opinan, se ganarían muchas simpatías en Asia, Oriente Próximo, América Latina y África, donde las percepciones y sensibilidades sobre la guerra en Europa no siempre siguen la línea que marca Occidente. Si una hipotética presión de China lograse un alto al fuego, sería un golpe sobre la mesa en el único enfrentamiento que realmente le importa al régimen de Xi Jinping: su nueva Guerra Fría con Estados Unidos.
La ‘hoja de ruta’ publicada el viernes fue un primer paso muy importante que no se había dado hasta ahora. Que el gran socio político y el paraguas económico de Moscú pida el fin de los ataques a Ucrania -aunque no lo exprese con estas palabras exactas, es a lo que se refiere cuando exige un alto al fuego y proteger a los civiles-, así como que se respete la soberanía de todos los países, es el giro más cercano que ha estado Pekín en posicionarse realmente como la potencia neutral que puede mediar en el conflicto.
Aunque ni en Europa ni en Washington se fían del documento pacifista que promocionan ahora desde la segunda potencia mundial. Después de pasarse meses pidiendo al gigante asiático que medie con Putin, desde Bruselas, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, rechazó el plan de paz de China porque, según ella, el gigante asiático “ya había tomado partido”, en referencia a que está muy posicionado al lado de Moscú. La misma opinión manifestó el canciller alemán, Olaf Scholz. También el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “China no tiene mucha credibilidad porque no ha podido condenar la invasión ilegal de Ucrania”, señaló Stoltenberg desde Tallin, la capital de Estonia.
El último en pronunciarse ha sido Joe Biden: “Putin lo está aplaudiendo, entonces, ¿Cómo podría ser bueno?”. Esa fue la respuesta del presidente estadounidense cuando fue preguntado por el plan de paz chino en la cadena ABC News. “La idea de que China va a negociar el resultado de una guerra que es una guerra totalmente injusta para Ucrania, simplemente no es racional“, sentenció Biden.
Desde el rival en común que comparten Pekín y Moscú, el asesor de seguridad nacional de EEUU, Jake Sullivan, también desestimó la propuesta china repartida en 12 apartados porque “debería haber terminado después del primer punto”, donde Pekín pide “respetar la soberanía de todos los países”. Más adelante, el documento remarca el fin inmediato de todas las sanciones no respaldadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia tiene poder de veto.
Otra visión más positiva del paso que ha dado Pekín la tiene uno de los grandes protagonistas de la guerra, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski. “Creo que el hecho de que China haya empezado a hablar de Ucrania no está mal. Pero la pregunta es qué sigue a las palabras. La pregunta está en los pasos y hacia dónde conducirán. Tenemos que creer que no van a proporcionar armas a Rusia y que desean trabajar por la paz, por eso vamos a trabajar con China”, manifestó. El viernes, el líder ucraniano, por segundo día consecutivo, dijo que una reunión entre él y Xi Jinping sería “importante para la seguridad global”. Desde el comienzo de la invasión, Xi ha hablado hasta cuatro veces con Putin, pero ninguna con Zelenski.
Durante todo el año de invasión, Pekín ha tratado de equilibrar una alianza cada vez más sólida con el Kremlin, como su gran socio internacional, mientras mantiene su política de defensa incondicional de la soberanía de Ucrania. Los diplomáticos chinos siempre reconocen en voz baja que nunca han estado cómodos con el ataque de Putin, pero tampoco podían soltar la mano de su vecino. China y Rusia reman en la misma dirección autocrática frente al orden liderado por Estados Unidos. Pero el Kremlin es el socio menor en una relación desigual.
Ahora más que nunca, Moscú depende mucho más de Pekín que a la inversa. Y la potencia asiática también ha tratado de sacar provecho de la debilidad de su vecino, asediado por las sanciones internacionales. El comercio bilateral se expandió el año pasado un 34,3%, impulsado en parte por las empresas chinas que compraron petróleo y carbón con descuento. Rusia sobre todo suministra a China materias primas y energía, mientras que Moscú necesita inversiones y productos de alta tecnología, algunos de ellos para sostener su sistema de armas con el que está atacando a Ucrania.
Es en este último punto donde Estados Unidos lleva tiempo señalando la participación de empresas chinas que ayudan militarmente a Rusia, algo que Pekín desmiente. El Departamento de Comercio de EEUU agregó esta semana a cinco compañías chinas a su lista negra porque “contribuyen significativamente a la base industrial militar o de defensa de Rusia”.
Source: elmundo.es