Las turbulencias bancarias en EE UU disparan las alarmas en el mundo

El presidente de EE UU, Joe biden.EVELYN HOCKSTEIN (Reuters)

Tambores de crisis bancaria en Estados Unidos. El colapso del Silicon Valley Bank, banco de cabecera del sector tecnológico, ha desatado el temor a un contagio generalizado entre la banca pequeña y mediana del país y obligado a actuar de urgencia a la Reserva Federal. La caída del SVB es la mayor de una entidad financiera en EE UU desde 2008 y ha despertado los peores fantasmas de la crisis de Lehman Brothers, llevándose por delante las cotizaciones de la banca a nivel global y frenando en seco toda expectativa de una próxima subida de tipos por parte de la Fed.

Cuando toda la atención parecía puesta en la inflación y en la cuantía de las próximas alzas de tipos de interés, el gran temor sobre la economía global se sitúa ahora en la solvencia de la banca, epicentro de pasadas y dolorosas crisis. En solo unos días, han colapsado tres bancos en EE UU. Además de SVB, han caído también Silvergate, especializado en criptomonedas, y Signature, presa del contagio de SVB e intervenido este domingo.

Con tal de evitar un lunes negro en los mercados y la continuidad en la estampida de depósitos en la banca mediana del país, el presidente estadounidense Joe Biden realizó este lunes una breve intervención televisiva poco antes de la apertura de Wall Street. Recalcó que el sistema bancario de EE UU es seguro y lanzó un mensaje de tranquilidad a los ahorradores. “Vuestros depósitos estarán ahí cuando los necesitéis”, aseguró.

El mensaje de Biden insitía en la decisión que ya habían tomado el domingo las autoridades económicas de EE UU, por la que quedan protegidos la totalidad de los depósitos. Además, se adoptó una medida dirigida directamente a ayudar de forma preventiva a otras entidades que empiezan a estar en la cuerda floja y que podrían despeñarse por el mismo camino que SVB. Así, la Fed ha habilitado una línea de financiación a bajo coste por 25.000 millones de dólares a un año para las entidades financieras, de modo que en caso de problemas de liquidez, no tengan que vender a pérdida su cartera de deuda. No correrán así la suerte de SVB, que vendió bonos de forma apresurada para atender la retirada de depósitos de sus clientes, activando un efecto bola de nieve que condujo a su colapso.

Otra de las medidas preventivas la ha puesto en marcha el sistema de Bancos Federales de Préstamos para la Vivienda, una agencia federal que brinda liquidez a las entidades para la financiación de la compra de una casa y que aspira a crear un fondo de 64.000 millones de dólares. Pero todas esas actuaciones no han logrado cerrar la sangría bursátil desatada en la banca estadounidense ni aplacar el temor a que los problemas de liquidez de algunas entidades acaben en problemas de solvencia, inquietud que ayer alcanzó una dimensión global.

La jornada de ayer comenzó con derrumbes estrepitosos para un puñado de bancos medianos que el mercado ha puesto en el disparadero. First Republic Bank llegó a desplomarse el 70%; Wester Alliance sufrió el mayor descenso de su historia, que llegó al 76%, y PacWest Bancorp se desfondó más del 40%, hasta nuevo mínimos. El índice Nasdaq KBW, compuesto de los principales bancos comerciales, se hundía un 13% al comienzo del día.

Un análisis de Citi reconoce que sigue habiendo dudas sobre los pequeños bancos regionales, aunque la intervención de las autoridades de EE UU para proteger la totalidad de los depósitos de clientes sea sin duda una buena noticia.

First Republic incluso anunció el domingo que había pactado con el gigante financiero JP Morgan una línea de crédito por 70.000 millones de dólares para asegurar su liquidez y sus operaciones, lo que no evitó el lunes su derrumbe en Bolsa. “La confianza está disminuyendo en el mercado, en especial en los bancos regionales”, detallaba ayer una nota de la firma de análisis LPL Financial. Cualquier conexión con SVB preocupa a los inversores, en alerta ante el hecho de que los bancos regionales no pasan los mismos controles regulatorios que los gigantes financieros estadounidenses. Así, los descensos para JP Morgan apenas rondaban el 2%. “La verdadera dificultad para el sector es que hay una crisis de confianza respecto a los depósitos y, cuando esto se disloca, las cosas pueden alterarse rápidamente”, explica Christopher McGratty, jefe de Investigación de KBW.

La desconfianza hacia la banca mediana de EE UU que muestra el mercado se refleja también en el repunte de los termómetros del riesgo financiero. Uno especialmente representativo de la tensión del momento es el diferencial que compara el tipo de interés al que se prestan dinero los bancos en el interbancario frente a los tipos de interés de la Fed: la brecha entre el líbor y el tipo de interés a un día de la Reserva Federal se ha ensanchado a niveles que no se veían desde 2009. “Habrá una búsqueda de la próxima víctima y la probabilidad de una recesión va a incrementarse en las próximas semanas”, señala Alberto Tocchio, gestor de Kairos Partners.

La caída de SVB y su efecto contagio es además un severo toque de atención sobre los efectos adversos que las alzas de tipos pueden tener sobre la banca, no solo por el potencial incremento de riesgo de crédito. Según explica Filippo Alloatti, responsable de crédito financiero de la gestora estadounidense Federated Hermes, “el SVB quedó exento de los estrictos coeficientes de liquidez de Basilea 3 y, en su lugar, solo se le exigió un informe trimestral de liquidez. Los bancos pequeños como el SVB pueden evitar la valoración negativa a precios de mercado de la cartera de bonos contra su ratio de solvencia CET1, reforzando artificialmente su capital”. Joe Biden apeló ayer precisamente a reforzar la regulación financiera, que “desafortunadamente”, según señaló, se relajó durante el mandato de Donald Trump y sin perder de vista que los bancos de EE UU tienen minusvalías latentes en su cartera de deuda por 620.000 millones de dólares.

Las autoridades de EE UU han invocado el riesgo sistémico a la hora de proteger a los depositantes de SVB, si bien la entidad no tenía la consideración de sistémica pese al tamaño de su balance, superior a los 200.000 millones de dólares. Quedó al margen de esa consideración cuando la administración Trump elevó el umbral de banco sistémico de 50.000 a 250.000 millones de dólares de activos. “Hay que tratar de que no se repita”, insistió Biden, quien aseguró que la intervención de SVB no tendrá coste para el contribuyente. Sus depósitos los cubrirá el fondo de garantía de depósitos de EE UU, pero accionistas y bonistas del banco deberán asumir las pérdidas. Todo un aviso del que ayer tomó buena nota.

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Source: cincodias.elpais.com

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