“La India se ha dado un paseo por la Luna”, informaba la agencia espacial del país en sus redes. El Pragyan, un vehículo robótico de seis ruedas, un metro de largo y unos 30 kilos de peso, bajó por la rampa desplegada por el aterrizador Vikram y rodó unos cuantos metros por la superficie del satélite. Es la primera vez en la historia que un vehículo móvil se desplaza por territorio cercano al polo sur de la Luna, que se ha convertido en la nueva tierra prometida de la exploración espacial. El rover comenzó a explorar la superficie tras cargar su batería y a realizar experimentos, y se preparó para nuevos desafíos, según el jefe de la agencia espacial india. Tanto Vikram como Pragyan están diseñados para funcionar con baterías alimentadas por energía solar.
Ayer, tras 20 minutos de “terror”, la misión Chandrayaan-3 logró frenar su vertiginosa velocidad orbital de más de 6.000 kilómetros por hora hasta posarse muy despacio en la superficie del satélite. Todo se hizo de forma automatizada y sin posibilidad de corrección desde Tierra. Esta es la primera nave que consigue llegar a este entorno e India se ha convertido en el cuarto país que logra llegar a la Luna, después de Estados Unidos, la Rusia soviética y China. Este impresionante logro tecnológico consagra al país asiático como una potencia espacial capaz de hacer historia. Los jefes espaciales de Estados Unidos y Europa celebraron ayer el triunfo de India, que se impuso a Rusia en esta nueva carrera a la Luna tras el fracaso de la sonda Luna-25.
El objetivo principal de esta misión, que tan solo ha costado unos 70 millones de euros, era demostrar un aterrizaje suave en el hostil polo sur de la Luna. Pero tanto el módulo Vikram como el rover Pragyan llevan instrumentos capaces de analizar la composición química del terreno y realizar experimentos claves para entender mejor la presencia de agua en esta zona de la Luna. El trabajo científico de esta misión también dejará muchas preguntas abiertas, debido a las limitaciones de sus instrumentos, según ha explicado a EL PAÍS Santosh Vadawale, líder de uno de los experimentos de la Chandrayaan-3.
“Los principales objetivos científicos son comprender las propiedades térmicas y físicas de la superficie lunar en el lugar de aterrizaje”, detalla. “También queremos estudiar la exosfera de la Luna, lo que se logrará mediante los instrumentos en el módulo de aterrizaje, y entender las propiedades químicas de la superficie alrededor del lugar de aterrizaje, lo que se hará con los instrumentos del rover. Cabe señalar que ninguno de estos instrumentos está diseñado para confirmar directamente la presencia de agua, ni se espera que haya agua en la región de aterrizaje”, añade.
La nave comenzó a funcionar poco después del alunizaje, cuando se había posado todo el polvo levantado. Tras las comprobaciones de que todo funcionaba correctamente, unas cuatro horas después, se desplegó una rampa por la que finalmente descendió Pragyan —sabiduría en sánscrito—, que tiene autonomía para rodar unos cientos de metros a la redonda del punto de aterrizaje. Se mueve a una velocidad de un centímetro por segundo.
Este rover lleva a bordo dos instrumentos científicos para analizar la composición química del terreno. Uno de ellos lanza un potente haz de luz láser para descomponer los compuestos y detectar hasta 16 elementos diferentes, entre ellos el oxígeno y el hidrógeno que forman el agua.
La Chandrayaan-3 ha alunizado a 70 grados de latitud sur. El equivalente en la Tierra sería haber llegado a una base antártica. El agua de la Luna será esencial para las futuras colonias habitadas y servirá, más adelante, como recurso para obtener combustible de cohetes con los que viajar a Marte y más allá, según los planes de Estados Unidos y sus aliados occidentales, incluida Europa.
India ha aprobado un plan espacial que pretende animar a las empresas a participar en la exploración lunar y la explotación de sus recursos. El país presidido por Narendra Modi también acaba de firmar los acuerdos Artemis impulsados por Estados Unidos que establecen un marco común para la exploración lunar y la utilización de sus recursos. Este acercamiento de India a Estados Unidos y sus socios es significativo, pues deja algo más aislada al otro gran gigante de esta carrera espacial: China. “Todos podemos aspirar a llegar a la Luna y más allá”, dijo tras el alunizaje exitoso el presidente Modi, cuyo país se ha convertido recientemente en el más poblado de la Tierra, por delante de China.
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